lunes, 29 de septiembre de 2008

POEMAS DE GUSTAVO OSSORIO SANTIAGOS. Del libro:PRESENCIA Y MEMORIA. Selección de Rodrigo Verdugo.



ESPACIO DE LOS OJOS

Donde yo espero
Y la lengua estaciona esa claridad tuya
Y borra los sucesos de habitar
Y prolonga el tránsito de mi sangre
Dónde y para qué
El cabello
Su frecuencia y su estío sin contacto
Entre mis dientes el vértigo de acto y de ser

Oh mientras soy seguro y aguardo
Mientras derribo el antiguo velar
Salgo
Guío y mi calor se levanta entre aguas
Cada hora cada hora

Negra vida de sonido semejante a días
O pasos resplandecientes
Soy número y fin
Reposo y párpado iluminado
Tú decides el asilo del extraviado tiempo
Entre tibio morar y mano arrasada
Tú decides asimismo lo inexpugnable del miedo
Lo pavoroso de los huesos en sordo subterráneo

Sobre distantes armas
Sobre insectos rituales en la noche
Oh perdida lenta llama
Qué piel de piedra amarga o cortante sueño
Qué obscuro movible fondo de límite

Tú das metal abismo apenas al humo que oigo subir
Contiene sobre hierba sobre tiempo unido
Los ojos
El océano
Ojos tuyos gran puerta y lluvia para defender el eco
Ojos y viento nocturno inundado
Conciencia espacio íntimo del relámpago
Vamos con una voz y un beso vegetal
Miro en la dirección del rayo
A devorar mi propio mar
A pregonar la propia línea nevada y a punto de latir
Miro en la dirección del rayo
Pero sólo veo la sed viva de tus ojos.

***


VÉRTIGO O VIAJE

Sube el llanto
Por un borde dividid
Por un despertar
Hacia la lengua y lo que viene


Yo he perdido mi presencia
Yo he dejado justamente el humo inesperado de mi cabeza
Sobre la oscuridad que va moviéndose

La muerte se conturba
Y torna a su óxido redondo
Memorable estar y llama
Mientras el cuerpo se abre
A su acto desconocido
Por la arena o la mañana clavada a la noche

Qué puede qué podría poder el ruido del error
Ante la mano caída de la espera
Qué podría el error opuesto al fin
Olvidado de la sangre
Con una persecución y un área de sal ahora
Yo perdí mi presencia
Pude haber el secreto de ir y de venir
Por el invierno

Que día y paso en la atmósfera de vidrio
Para siempre.

***


LLAVE ENCENDIDA

El extremo silencio de los ojos
Y ese ruido de la vida
Que no vemos
Que está
Innumerable y sin poder avanzar
Alrededor de los dedos
En las uñas y en el delirio
Me anuncian el aire indescifrable
Donde crece un árbol para dar sombra al sueño
El calor se apodera de nuestros secretos
Cae de la cara como una palabra
Como una arena iluminada
Le escucho
Soy su victima y le amo

El calor que ahuyenta la angustia exterior
Abre tu corazón como una definitiva lámpara
Y alza algo más el sol a fin de no abrasarte

Este es el prolongado ánimo de eternidad
Que hace la flor
O echa a volar su olor de indefinido azul

Pero hay el agua y la sal detenida
Hay la invisible serpiente en libertad
Que confunde las lenguas

No lo olvidemos si no queremos morir

Es que nunca entraremos
Nunca tendremos la fuerza para entrar a la revelación
Que nos ata las manos
Que rueda por la piel y se detiene en los besos?
Es que nunca tocaremos su entrada de dulce vapor?

Nunca si no desertamos del espejo
Que continúa el error de nuestro ser
Si no cerramos la historia con una gran llave negra
Si no abandonamos para siempre estos pájaros engañosos
Estos días crispados
Llenos de cavernas y palabras envejecidas
Por un breve rito y en contacto de tormenta
Para contener tu mirada
Para abarcarla y rodearla
Sin necesidad de ir y venir por tus ojos
Hemos de arder en el temblor sin término
Que asigna al aire mi respiración.

***

Gustavo Osorio Santiagos:(1912-1949), poeta chileno. Colaborador de la revista “Mandrágora”. Su obra ha sido incluida en revistas y antologías nacionales y extranjeras. Publicó, en vida, dos libros: Presencia y memoria, Santiago de Chile, prólogo de Rosamel del Valle, Imprenta Ahues, 1941, El sentido sombrío, prólogo de Humberto Díaz Casanueva, Santiago de Chile, imprenta Ahues, 1947, y el póstumo: Contacto Terrestre, Boletín Chileno- Árabe de cultura. 3 (1964). Actualmente se encuentra en preparación la edición de sus obras completas a cargo de los poetas Juan Manuel Silva
Barandica y Javier Abarca Medel.

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