jueves, 28 de febrero de 2008

POEMAS DE MARÍA CECILIA MUÑOZ






ENTREGA

Estoy aquí, así...
Tierra y piel abierta
Casa del amor,
Sin velos.
Dispuesta al sueño de la noche
Inmersa en el deseo que arrastra,
Disuelta en éxtasis
Desenvuelta en asfixiante placidez
Envuelta por la gracia del cuerpo
Próxima al clamor
Y al encuentro.

Soy juego,
Soy fuego,
Soy toda boca y alimento.
Tómame ahora
Y no me dejes.

***


NO SOY AÚN


Nacida bajo el signo Tauro
Nunca he sabido de su maravillosa fuerza
Ni de su poderosa influencia terrenal.
Aún mis pies aletean sin piso firme
Sin vuelo seguro
Aún no descubro el guardián de mis sueños
Y me derrumbo fácilmente
Al menor soplo.
¿Dónde la fuerza de mis astros
Para desatar los nudos que me envuelven?
Debo decirlo ahora
En voz alta
Para revivirme.
Mi alma entonces aposentará su fuego
Abrirá esbelta sus secretas flores.

***

RAZONES

En las mañanas
Recojo con premura
En el patio de mis días sin aliento
Trozos de tu fuego nocturno:
Iluminan incesantes el camino a mi paso.

En tu piel
Extenso tatuaje de sueños despiertos
Envuelvo mis dudas cotidianas
Y me desdudo.

En tu palabra perenne
Refugio mis gritos silenciosos
De ahogada
Y un sol enciendes dentro.

En tu mirada apaciguada y tierna
Encuentro el aliento necesario
Para la lucha que libramos.

La noche cae a mis espaldas

Y el deseo
Llega de frente.

***


AHORA QUE ESTÁS

Ahora que estás
Ahora que estamos
Desataré mis nudos
Liberaré las voces
Las palabras y la risa
Para que entres hasta mi cielo.

Yo me quedare así,
Jugando a ser feliz
Ahora que estás.

Creyendo todo el tiempo.

***


MIS SUEÑOS

Por vez primera
He asaltado tus secretos sueños

Descubro lo temido.

Un nuevo calor recorre tu cuerpo
Otro ángel besa tu risa

En tu cielo ya no estoy.

Una corriente desconocida
Sacude los días, tus días, mis días.

He decidido... sin dolor...
Asaltarme en mis sueños

Y volar.

***


TERRITORIO

Una larga espera de días
Llega a su fin:
Hoy he puesto mis pies sobre tierra.

Un pedazo de sol ya en mis manos
Tejido de sobresaltos
Y callados reclamos
Es la razón...

Después de intranquilos sueños
De silencios acomodados sin remedio
En el costado de mis noches
Renazco y asisto a otra visión
Del presente.

La seguridad de habitar otra en mí
Instaura un nuevo territorio.
La descubro con alegría en la piel
Se esparce por mi cuerpo ... todo.
Hoy...

***


PADRE
In memoriam 2002

Recuerdo sin tristeza
La maravillosa calma
De tardes de domingo y cigarro
Sacando vida a trozos de madera
Para saludar con orgullo
El acabado perfecto de su obra
En todas las cosas
Y exhibirlo luego a los ojos del mundo
El pequeño mundo que lo circundaba.

Esa premura suya por pasar los días
Construyendo armarios, cómodas, repisas…
Abriendo espacio a la nostalgia,
Guardando la soledad de su tiempo,
Ocupando hasta saciar las pocas horas de ocio.

Toda una vida entregada al oficio de hacer…

Y al final
Ese mismo temor a la quietud,
La calma de unos días venidos temprano sin consulta previa
De unas manos vacías de sol
De un pensamiento desnudo en el tiempo
De unos sueños al pie del abismo:
Una historia resuelta, con sentido para todos.

Menos para él.
Dio vuelta al reloj del tiempo
Y comenzó de nuevo
A construir vidas
Tallando sin descanso sus nuevos viejos días,
Buscando una razón al desasosiego…

La calma le llegó una tarde.
Cuando sus repisas y armarios reventaban ya recuerdos.

Hoy siento en mí la nostalgia
De no haber asistido a tiempo
Su soledad,
Esa que siempre lo rondó
Y nunca vimos.

***


ELLAS


Las he visto de nuevo
Y las he mirado de frente
Como nunca.

Sus cuerpos y sueños gastados
La palidez extrema de su piel.

Ellas las del encanto
Y la belleza perdida
Dan la lucha
Sobreviven invisibles
Adheridas como musgo viejo
A las paredes de la ciudad.

En contra de todo orden
De toda limpieza
Permanecen.

Dan cuenta ante los ojos del día
De las fisuras
En la carne del hombre.

***


ABUELA


Estos años tristes
Sin cesar rebotan en el piso
Hasta hacerse añicos.

Estos recuerdos
De ángel dormido
Sin ventanas al viento de otras auroras
Golpean el cuarto a reventar.

Los días
Suceden incansables pero no preguntan
Por su perdido rostro
Por sus azules noches
Levantado el arduo fuego
En las mañanas...

…Nadie sabe
Que a estas alturas de la vida
Desafía instante tras instante
Los silencios.

***


POESIA


Cúbreme
Protégeme
Redímeme
Elévame
Sálvame
Purifícame

Cuando la oscuridad llegue a mi orilla
Me hunda en los abismos de la noche
Y todo sea herida.

Clarifícame
Sacúdeme
Desenvuélveme

Cuando la opacidad me ronde,
La incertidumbre guíe mis pasos
Y el azar deje de brillar en mis días
Como una luz de esperanza
Que alimenta mi aliento.

Dame tu fuerza
En el poema siempre
Y haz mi transito
Liviano
Transparente
¡Claro!



Maria Cecilia Muñoz Galeano. mceciliamg@gmail.com

Bello-Antioquia. Comunicadora Social – Periodista. Ha publicado en revistas literarias del país. Ha participado en encuentros poéticos nacionales e internacionales. Es directora de la Casa de Poesía Porfirio Barba Jacob, cofundadora de la revista POETICA y de la publicación periódica de poetas colombianos “El SON DEL VIENTO”. Ha publicado el libro de poemas “ENTREGAS” y tiene un segundo en preparación: “EN EL UMBRAL”.


***

RESEÑAS POÉTICAS RESEÑAS POÉTICAS RESEÑAS

“ENTREGAS”*
LEYENDO A MARIA CECILIA MUÑOZ

“Ahora que estás
Ahora que estamos
Desataré mis nudos
Liberaré las voces
Las palabras y la risa
Para que entres hasta mi cielo.

Yo me quedaré así,
Jugando a ser feliz
Ahora que estás.

Creyendo todo el tiempo.”

Encontrar en la mesa de la mañana que recién inaugura un mundo para ser, un mundo para ver, un mundo para vivir, servido el espléndido y grato regalo de una palabra cálida, sincera, sentida, venida a nuestro corazón, urgido siempre por el pan generoso de la poesía, desde la floresta extendida y propicia de un poema, una palabra que esperamos habitará con nosotros este mundo y lo transformará a no dudarlo porque en su vértigo, apacible danza de asaltos verbales y sentidos, se depositan todas las esperanzas de nuevos hallazgos desde la realidad una vez entregados a su abrazo de símbolos y signos, es un don de Dios, una singular bondad que el buen Dios tutelar tiene con nosotros, los necesitados de la palabra, esa palabra del poema justamente, que horada y liquida dudas, para reír e iluminar el devenir de un día, ese pesado, intenso, tragicómico bosque de señales.

No hay más que esta emoción silenciosa, inmensa, que alguien, el lector, este lector, sabrá postergar, hacer eterna, para agradecer este regalo inesperado que viene de lo alto. Gracias Dios.

Y este regalo enorme, y esperado desde hace rato por conocer la franja espiritual de donde procede, viene, temblando en su vida plena, viviendo su tiempo como “ENTREGAS”, de las hondas aguas vitales de una poeta: Maria Cecilia Muñoz.

Pero no es ella quien se vanagloria de ser poeta; en ocasiones, lo hemos conocido y nos hemos sorprendido con ello, esa condición entorpece su tránsito normal, cotidiano, silencioso, algo que nos indica la particular manera, tímida, lejana a la farándula ripiosa de esta bella mujer que engalana nuestra senda con su amistad.

Con este libro de poemas, su autora pretende apuntalar desde una nueva, concentrada mirada, o por lo menos desde otra mirada, -esa la intención íntima, verdadera de la poeta, pensamos-, el viejo sendero de conceptos como el Amor, el Dolor, la Esperanza indispensables para vivir, fundamentales aspectos que, desde una perspectiva general en cuanto al pensamiento y en lo tocante a una vida particular, deben ser considerados escalones de suma importancia para el devenir personal puesto que definen en buena parte la manera, esa ars poética lúcida que es el vivir instante a instante, decimos, de una evolución, un comportamiento individual en un entorno, este en el que nos movemos, social y desde luego humano.
“Nacida bajo el signo Tauro
Nunca he sabido de su maravillosa fuerza
Ni de su poderosa influencia terrenal.

Aún mis pies aletean sin piso firme
Sin vuelo seguro
Aún no descubro el guardián de mis sueños
Y me derrumbo fácilmente al menor soplo.”

“ENTREGAS” significa esas esclusas de cautela y de meditada experiencia a las que se debe todo aquel que desea pisar a conciencia y dejar su ser en cada huella, con devoción y verdad, a la vez que eslabonar su propia senda de formación. No se trata de intentar avanzar así porque así, simplemente porque existimos, se trata de registrar un afianzamiento personal que nos libere de malos hallazgos y encuentros desesperados en lo sucesivo. Entrevemos entonces, sin complicación desde los versos que nos entrega Maria Cecilia Muñoz, esa ascesis educativa y de catarsis que la palabra poética asume y obsequia para el lector desde su plataforma verbal exclusiva, sensibles y delicados poemas en la obra que leemos.

Este es el aspecto fundamental que pretenden clarificar los poemas de “ENTREGAS” para el lector en tanto un poema puede, sin duda cuando expone francamente, sin oscuridades, desde su fronda espiritual y de pensamiento, influenciar un comportamiento, una actitud, un paradigma de vida, a partir de una lectura emotiva y reflexiva.

“A mis días
Un camino largo ya he recorrido,
He sonreído ante los pocos
Pero maravillosos jardines encontrados…”

En cuanto a las ENTREGAS mismas como compartimentos esenciales de vida, la estructura del libro está planteada en tres partes, como decir tres formas de búsqueda básicas, para el lector que transita su lectura: Al Amor, Al Dolor, A La Esperanza, y cada parte con poemas alusivos en su significación a estas franjas de expansión vital del ser. No hay que ser misterioso reseñador de textos poéticos para rastrear en este libro de poemas, en lo que tiene que ver con la escritura y su plataforma de origen, su circunscripción al ámbito de la multifacética realidad, como en toda creación literaria; tanto la realidad social que nos entretiene a lo largo de los días y que compartimos con tantos otros miembros de un ámbito poblacional reconocido, como la realidad individual filosófica -esta faceta más marcada y éticamente atractiva desde el punto de vista de la autora-, de insustituible impronta sicológica, que nos conecta, esta de manera particular y aquella de manera general, a una idiosincrasia que se inscribe en un ámbito social declaradamente femenino desde estos poemas: mujer, amiga, amante, esposa, hija, hermana, nieta, ser viviente, en fin. Se ve así que estos poemas tratan de plantearle, de proponerle al lector, con miras a instaurar otro sueño, otra posibilidad de existencia actuante, una trascendencia del existir a partir de otra mirada sobre la vida, precisamente por “ENTREGAS”.

Maria Cecilia Muñoz realiza en amorosos susurros su labor como poeta. Sus poemas como lentos frutos que maduran sus hojas, sus palabras, al fragor lento pero intenso de los días, de la vida, nos acercan con regocijo y recogido esplendor a la ventana transparente de nuestro propio vivir. Esta poeta escoge dentro del idioma un camino expresivo propio, acumula sensible y delicadamente un rico crisol de palabras -moldeadas sin premura, sin violentar un ritmo de vida apacible, nos parece- cuya conformación y estructura, cuya musicalidad, casi besos se diría, cuya sensualidad y caricia, la mayor o menor fuerza de su sentido, planteada aquí en Mí menor, diríamos, responde en todo a la naturaleza profunda y personal de un vuelo espiritual. Esa la factura más notoria de este libro de poemas que leemos. Ahí un primer acto de verdadera poeta en su autora. Lo demás, su significación y proyección a lo largo de nuestra siquis, se instala con esplendor y regocijo en nuestra casa de posibles vivencias maravillosas, leer poemas por ejemplo, que nos dignifican y extasían como seres en la gran escalera humana.
“Estoy aquí así…
Tierra y piel abierta
Casa del amor,
Sin velos.

Soy juego,
Soy fuego,
Soy toda boca y alimento.

Tómame ahora
Y no me dejes.”

Maria Cecilia Muñoz es una poeta de suaves ondas poéticas, sosegadas, que instalan con suprema precaución sus cuerdas de humanidad, sus emociones profundas, en nuestro carcaj sensible de lectores de poesía, un carcaj dispuesto y abierto siempre para hallazgos como este. Gracias poeta.

Edgar Trejos.
Noviembre 2007.
*”ENTREGAS”, Maria Cecilia Muñoz,
Casa de Poesía Porfirio Barba Jacob, diciembre 2007.