miércoles, 26 de noviembre de 2014

Poemas de la poeta búlgara Violeta Boncheva (Selección de Rodrigo Verdugo)





Era en el fondo de la lluvia,
entre las trenzas de aguaderos,
entre los impulsos de gotas calientes
de noches tardías,
de medianoche,
cuando la mediocridad invade
todas las calles
y sόlo algunas siluetas se hunden
por los jardines.
Era una noche de verano.
Era bañada de agua celeste
y nosotros la cruzábamos
mano a mano –
boyas vivas
de flecos mojados.
...

Después
algun viento se echό a correr
tras de los chorros,
volábamos con ellos en banda
que descargόsus alas
sobre la hierba suave.

Y nos quedamos ahí,
hasta que el alba soplaba
la última gota del rocio lunar
lentamente,

poco a poco.


  



Era tiempo de los ángeles
de plumas negras
y flechas de oro,
de camisas que olían de manzanilla,
de pájaros bañados de la lluvia
y mañanas,
despertados bajo de abanicos del paral
por la ladera.
Era tiempo
de tréboles florecidos
y horizontes
de milenas calientes,
de vientos
que flirteban con manzanillas
y de la nieve
que estallaba como flores
blancos.
...

Era.





Pinturas

       A Irina y Kolyo

Acariciada
de un viento colorido,
la avalancha verde se derrama
en azul mojado.
Suelta sus trenzas largas
de luz,
crecidas fuerte y lozano
y empuja el alba
hasta la puesta del sol
y la puesta –
hasta el sueño.

Pulveriza
aroma de aire de polen blanco
en ojos
y comienza a oler de amor
entre el cielo y la tierra.

Se abre la carne de las rosas,
el ojo amarillo de las margaritas
y el alma de las crisantemas se abre
y dentro de ellos sucede
la mas larga
y alegre
inmortalidad.



Esta noche dormiré
bajo las ramas de una palma vieja,
en la orilla vacía,
al lado del agua oscura,
para que me proteja
de sus abrazos azules y lindos,
de las canciones, llegadas de su fondo,
compuestas del canto redondo,
bajo el mundo.
Pero si tú vienes y me llevas
por la mano –
me iré contigo,
caminando por las olas espumantes
y logremos rozar horizontes lejanos
y estrellas brillantes...



El amor verdadero
a  veces sόlo puede quedarse callado,
exiliado
y bien torturado.
El amor verdadero y fino,
confiando en ti,
susurra por todas las noches
sin piedad:
- Yo nunca termino...




Los fuegos logran pintar firmamento
y brillan los astros a lo lejos
como las rosas de aroma veranese.
Después florecen toda una noche
en un desierto callado y amarillo
y como nunca lluvia no cae
mueren largo tiempo
sin alivio.




El desierto no es espacio vacío,
y tú no tengas miedo por cruzarlo.
Allí encontrarás montones  de arena dorada,
el sol como barco gigante
que por cielo nada.
Encontrarás el cactus florecido
y mi voz que brota de las dunas
 cuando
te sientas solo, desamado y perdido -
recuerda
que yo   te estoy recordando.



Quiero sόlo  refugio bajo una roca negra
y el ruido de las olas que empuje
el aire salado
que a lo lejos se queden en silencio 
los angeles blancos
los que deben detener a la luna
esta noche callada.
Que esté conmigo,
que de recuerdos me proteja,
que después me lleve con ella
o que baje sobre la orilla mojada,
que me haga sentirme su hermana,
esta luna vieja,
esta luna amada.
Todo pasa ytodo  se va de repente
o poco a poco,
sόlo el sol el mar y la luna
la eternidad acompañan
y el globo verde de este mundo loco
se voltea, no para
¿y hasta cuándo y hasta dόnde?

No dice nada...





Una vez un poeta dijo
que llevábamos el mar
 en nuestros corazones, 
que no importa donde estuvieramos
si  sentimos  sus olas
y sus transparentes canciones.

Y tú,  como un mar infinito,
derramas tus aguas tiernas
por mis pensamientos nocturnos
e yo dibujo sobre la hoja blanca 
unos ojos fijos,
sentiendote como el mar
agitado
 y muy profundo...




Esta noche dormiré
bajo las ramas de una palma vieja,
en la orilla vacía,
al lado del agua oscura,
para que me proteja

de sus abrazos azules y lindos,
de las canciones, llegadas de su fondo,
compuestas del canto redondo,
bajo el mundo.

Pero si tú vienes y me llevas
por la mano –
me iré contigo,
caminando por las olas espumantes
y logremos rozar horizontes lejanos
y estrellas brillantes...



*****
*****


Violeta Boncheva (Bulgaria, 1951) Ha publicado siete libros, cinco de poesia y dos en prosa. Dos de los libros son bilingues, traducidos por el traductor mexicano Reynol Perez Vazquez. Ganadora de premios nacionales e internacionales: de EEUU y de España. 











domingo, 18 de mayo de 2014

UN POEMA DE DYLAN THOMAS

ALIMENTA LA LUZ

Alimenta la luz y no cubras el rostro humano de la luna,
ni manejes los vientos que no arrasan los huesos,
pero arranca a su círculo la médula de doce vientos;
domina la noche y no seas el sirviente del muñeco de nieve
que cincela cada tupido elemento del aire
en estrella polar clavada en un carámbano.

Alimenta el murmullo de la primavera, no rompas los huevos del gallo joven,
ni empujes otra vez la estación a los higos,
injerta en cambio en tu país esas cabalgatas de cuatro frutos;
cultiva los lugares ardientes en tiempo de la escarcha,
siembra granos de nieve por los huertos de ojos encarnados,
y en tus jóvenes años el siglo vegetal.

Y siémbralo todo, no olvides el terreno del señor de las moscas,
ni, como un trasgo hagas brotar la simiente del búho,
cerca con tus costillas de hechicero este planeta en forma de
corazón;
de las voces mortales a los coros de ingenuos,
señor hacendado de lo alto, haz que surjan los cantos de la nube,
y arráncale una música de mandrágora a las raíces de la médula.

Rueda inhumanamente sobre esta cresta giratoria,
oh anillo de los mares no sufras cuando parta
lejos de todos mis amantes mortales con sonrisa a estribor;
ni cuando mi amor yazga en el flujo de cruzados huesos
desnudo entre los pájaros que registran el viento traspasados de flechas
habrás tú de girar como veleta sobre un eje encrespado.

Quien al darles la forma dio color a los mares
modeló a mi prójimo de arcilla y en tiempos del diluvio
llenó el arca del cielo con sus parejas coloreadas;
oh, tú el que eres gloria en los mapas informes
traza ahora desde mi ser al mundo, tal como yo he creado
de tu círculo en marcha una gozosa imagen de los hombres.

domingo, 23 de febrero de 2014

SELECCIÓN DEL LIBRO DE MARÍA CECILIA MUÑOZ GALEANO: "EL UNIVERSO UN INSTANTE " .





El Universo

***

Son jinetes
a lomo de montaña
las nubes que amanecen

*

Revoloteo de pájaros
El San Joaquín
abrió su flor

*

Cesa la lluvia
Pedazos de cielo
regados en el piso

*

Un solo tronco
La amapola y el cactus
se abrazan

*

Un mismo árbol
Alimento de pájaros
y ardillas

*

Cerrada flor del San Joaquín
El frio no tocará
su corazón

*

El sinsonte
con su canto
picotea el rocío

*

Desde lo alto del ciprés
se descuelga
el canto del azulejo

*

Lluviosa tarde
El azulejo
otea el horizonte

*

Noche clara
Orión un brillante
tejido de misterio

*

Blancas garzas
Custodian sin descanso
el oscuro rio


***


Mi Instante

***

*

Detenida la mañana
El colibrí bebe
la miel de la flor

*

Fiesta de pájaros
en mi ventana
Floreció el algarrobo

*

Pequeña ardilla
dulce es tu mordida
amargo mi canto

*

Fría noche
Sobre mi cama
la luna busca refugio

 *

Incesante aullido del gato
La noche
un misterio compartido

*

Resplandeciente
Ojo cuida mi sueño:
Venus

 *

Luna llena
Floreció la amapola
en mi balcón

*

Paloma herida
en el pavimento
La vida pasa veloz

*

Página en blanco
Ordeno las palabras hasta
que arden

****


"Creo que el único mérito que tengo para hacer esta presentación es el de vivir como María Cecilia, atento al vuelo de los siriris, a la florescencia de los guayacanes, a la danza de las nubes, a los San Joaquines que llenan de colores antejardines y solares, al paso de las ardillas y a todas esa pequeñas cosas que acontecen al margen o al tiempo que todas aquellas otras que al parecer son más significativas e importantes para muchos en el frenesí de esta vida cosmopolita que compartimos. 

A no ser por alguna excepcional tragedia ocurrida en la selva, nunca se ha leído en primera página de los diarios o en los alarmantes noticieros que el paso de las hormigas sea un acontecimiento de trascendencia cósmica y de belleza inexcusable. Como a las hormigas, al haiku no le hace falta ni la propaganda ni los comentarios. 

Tal vez este exordio sobra. María Cecilia tiene la virtud del haiku: sabe expresar de manera directa, simple, desnuda, sin excesos ni rimbombancias lo mínimo y extraordinario que sucede en el instante. Como pasa con todos los que escriben haikus, a veces es atrapada, sorprendida por la belleza inusitada (que está siempre frente a nuestras narices) y sale de sus manos, un haiku fresquito, palpitante, equilibrado en la forma básica de los tres versos que parece la única regla formal que se sostiene en el proceso de universalización del haiku.

Cuando caminamos por un sendero en la montaña, muchas flores detienen nuestra mirada y despiertan nuestro asombro. Pero por más que arranquemos algunas de ellas y pretendamos conservar vivo su recuerdo, éstas se marchitan y lo único real que se conserva es esta disposición para el asombro y el gozo de la belleza.

Leer un buen libro de haikus es recorrer un sendero semejante. Un consejo: no traten de arrancar las flores ni de guardar recuerdos. La belleza siempre es fortuita, gratuita e inagotable. Basta con sentarse y disponerse a recibirla y disfrutarla.

Que disfruten de este viaje en cada instante es mi único deseo"

Diente de León
Medellín, noviembre 7 de 2013


***

María Cecilia Muñoz, Bello-Antioquia. Comunicadora Social – Periodista. Ha publicado en revistas literarias del país. Ha participado en encuentros poéticos nacionales e internacionales. Es directora de la Casa de Poesía Porfirio Barba Jacob, cofundadora de la revista POETICA y de la publicación periódica de poetas colombianos “El SON DEL VIENTO”. Ha publicado el libro de poemas “ENTREGAS”  “EN EL UMBRAL” y EL UNIVERSO UN INSTANTE al que pertenecen los haikus aquí publicados.